Un 15 de Julio de 2010 una multitud esperaba en las calles del Congreso la votación de la ley 26.618 conocida como la “Ley de Matrimonio Igualitario”. Algunos sectores esperaban con ansias, alzando sus banderas con los colores del arco iris; otro sector esperaba la votación negativa de este proyecto con el argumento de que afectaría el desarrollo de la “familia tradicional”.
Por suerte, después de una larga y fría espera se sancionó dicha normativa, la primera en toda Latinoamérica, que permitió poner en igualdad de derechos a personas heterosexuales con personas de otras orientaciones sexuales e identidades.
Para recordar ese momento y todo lo que implicó en el curso de su reglamentación, hablamos con Alejo Martin Romero, militante del colectivo LGBTQ e integrante de Aequalis Diversa.
Alejo comentó cómo fue ese momento, y sobre todo en nuestra provincia “acá en San Juan se dio un poco más duro aún” y recordó que se realizó un evento que obligaba a muchas instituciones educativas a oponerse a la ley. En su caso particular, cuando tuvo que realizar trámites en los días previos a la votación, una empleada del Registro Civil le entrego un aval que buscaba que este derecho no fuese aprobado.
Los sectores religiosos fueron quienes más presionaron para que la 26618 quedara cajoneada “el Estado se tiene que pensar como que gobierna para todos, todas y todes independientemente de una religión u otra”.
Lamentablemente en la actualidad a pesar de que existe esta ley y otras como la que permite aceptar y cambiar todas las identidades que sujetos de la ciudadanía perciban como tal, la discriminación y el odio mantienen su vigencia “más allá de que estén las leyes, se siguen negando derechos y las consecuencias son nefastas”.
