Jesús Bustos, referente de la Comunidad Huarpe Clara Rosa Guaquinchay, contó en La Lechuza cómo celebraron el tradicional Inti Raymi. Un pedido por prosperidad para el año que comienza, en momentos en que el gobierno nacional cortó fondos para estas comunidades.
“Todos los pueblos originarios festejamos el año dando gracias a al año que se va y al nuevo, también se aprovecha esta fecha para pedir por un año próspero”. Es el Inti Raymi, la celebración al sol cuando el día más corto y la noche más larga del año marcan el comienzo de la estación más fría en el hemisferio sur. El fenómeno astronómico del solsticio de invierno es, para las comunidades indígenas que habitan este continente, el comienzo de un nuevo año.
La tradición, compartida en San Juan por huarpes y diaguitas, consiste –entre otros rituales- en encender un fuego: “En ese fuego se quema la jarillla, que es lo que hay acá, la jarilla para levantar la vibración, para alejar los malos espíritus”, explica Jesús Bustos, referente de la Comunidad Huarpe Clara Rosa Guaquinchay. Las familias que la componen viven, hace generaciones, en el Paraje Punta del Médano, entre el Encón y las Trancas, en 25 de Mayo. Trabajan en la crianza de animales Por eso es que este año las familias de esta comunidad no hicieron una sola ceremonia común. “No se pudo hacer nada porque la gente del campo está muy adentro, con la tarea del chivo; pero cada uno en su casa ha hecho un fueguito, ha reflexionado”, contó Jesús en diálogo con Mónica Knopoff y Matías Martínez, conductores el último sábado de Estamos a favor, por Radio La Lechuza.
¿Qué se pide en esa ceremonia, aunque sea en cada casa? Jesús Bustos responde: “Al sol se le pide prosperidad, no solamente para nosotros sino para la tierra, para que dé buenos frutos que serían acá el algarrobo de cuyo fruto se hace el patay, el Chañar que también se usa para hacer arrope, también el pasto y la lluvia para que florezcan los campos donde llevamos a los animales en todo el año, porque esa es la economía de la que vive la gente acá”.
Jesús Bustos reconoce que en los últimos 20 años las demandas de los pueblos indígenas han sido escuchadas por algunos gobiernos. “Antes era como que nuestras voces no llegaban. Entonces empezamos a salir a las ferias, al centro; fuimos a algunos medios para hacernos conocer, para hacer saber que estamos, que el pueblo huarpe vive”. Como parte de esas respuestas, la referente destaca el trabajo que realizaron en 2023 con la Secretaría de Medio Ambiente, para la instalación de colmenas. “Hoy estamos cosechando miel, que es otro dinero para la economía familiar”. Sin embargo, los proyectos iniciados con el gobierno nacional que implicaban desembolsos de fondos, se han interrumpido desde la asunción de la gestión Milei. “Nos dieron una parte y la otra parte no”, comenta Jesús, quien explica que se trata de proyectos enmarcados en la Ley Caprina.
“Nos mandaron una parte del dinero, que no lo mandaron ahí nomás y como estaba aumentando todo, ya el dinero cuando vino alcanzó para la mitad de las cosas”. Particularmente a esta comunidad esa interrupción de fondos significa que no puedan traer de Rosario una camioneta equipada para el traslado de animales faenados, quesos y quesillos. “La tuvimos que comprar ahí porque acá no se vende con el equipo de frío, pero la camioneta está en Rosario ahora, no la hemos podido traer porque no nos quedó el dinero para terminar de pagar el equipo de frío. Y tampoco tenemos para la nafta para ir y volver, así que estamos en esa espera ahora”. La interrupción de fondos no sólo provoca que esté a punto de perderse la inversión ya hecha en la movilidad, sino que tampoco pueden traer otras cosas que compraron y que son sumamente necesarias, como los cobertizos para las cabras, ahora que empezó el invierno.
Según cuenta la referente, en la celebración de junio se hace un fuego “no muy chico”, la jarilla no falta, y ahí “se reflexiona, se le pide a nuestros ancestros que nos den la fortaleza para seguir viviendo en el campo, que no es fácil. Tenemos esa fortaleza en ese momento muy especial, de sentir que nuestros ancestros no están escuchando, de saber que ellos nos acompañan”.