En esta edición del ciclo de entrevistas “Identidades”, dialogamos con Victoria Benítez, hija de Elvira, militante desaparecida por la Dictadura Cívico Eclesiástico Militar. Nos relató como fue construir su experiencia de vida en la espera de respuestas por su mamá.
Un abril de 1977, una pequeña Victoria Benítez junto a su mamá Elvira, se encontraron con oficiales de Aeronáutica, quienes, sin ningún tapujo, secuestraron a la joven madre de 23 años. Victoria logró quedarse con una vecina, y desde ese día nunca más volvieron a verla.
Extensa lucha le tocó vivir a Victoria Benítez y sus seres queridos. Tuvieron la posibilidad de ser parte del enjuiciamiento de los genocidas responsables “están todos presos con perpetua”.
Pero las cicatrices que quedan son parte de los arrebatos. Al día de hoy, Victoria atraviesa un problema de salud y remitirse hacia aspectos hereditarios es casi imposible ya que los secuestradores eliminaron “no pude acceder ni siquiera a una historia clínica”.
Recordar a su mamá es una necesidad imperiosa “es la búsqueda permanente en esos retacitos de pasado para poder construirse. Nos arrancaron las raíces”. Benítez señaló que es necesario que sea una lucha colectiva, que hace perder el derecho a que un familiar se despida al momento de su fallecimiento.
La figura de la desaparición es muy angustiante “nos ha obligado a los hijos e hijas a matar a nuestros seres queridos, a nuestros viejos a nuestras viejas en nuestra cabeza un montón de veces y de mil maneras para poder seguir”.
Lamentablemente, el acompañamiento psicológico no fue moneda corriente en su vida, pero si las políticas de Memoria, Verdad y Justicia a partir del Gobierno de Néstor Kirchner, permitieron poder visibilizar y contar su historia.