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EL “GRINGO” ORO Y LA COOPERATIVA EL ABANICO: ORGULLOSOS DE TRABAJAR Y APRENDER

En tiempos difíciles para encontrar y mantener trabajo, un grupo de pocitanos, con el acompañamiento de la organización Retamo, afronta día a día el desafío del trabajo cooperativo. En diálogo con La Lechuza el Gringo Oro habla de la experiencia de la Cooperativa El Abanico.

“Lo que nos pone orgullosos del trabajo que estamos haciendo es el acompañamiento de los vecinos que pasan y cuando nos ven laburando a nosotros nos dicen: qué hermoso, qué lindo laburo, qué lindo que lo hace la gente nuestra. Ultimamene nos viene pasando eso desde que estamos trabajando en la calle. Nos encontramos con gente que nos dice que qué bonita que está quedando La Rinconada y nos regalan un frasquito de dulce o algo”. El Gringo –Gastón Oro- es uno de los siete integrantes estables de la Cooperativa de Trabajo El Abanico. Lo que cuenta les pasa mientras hacen un trabajo de veredas, banquinas y luminarias en calle Aberastain, en La Rinconada, Pocito. La cooperativa, nacida en el marco de la Organización Civil Retamo, se dedica fundamentalmente a la construcción y la jardinería en general, aunque no le escapan a otras tareas.

En diálogo con Miguel Ambas y Mónica Knopoff, conductores de Estamos a favor, el Gringo contó que los comienzos no fueron fáciles: “Costó muchísimo. Un emprendimiento cooperativo es un desafío que va atravesando obstáculos día a día”. “Lo más difícil –agregó- es entender y romper culturalmente con la idea de que le trabajamos a un patrón, que vas el día lunes porque el patrón ya tiene planificada la semana y el día viernes tenés tu platita segura. Cuando pensás en una cooperativa, cambian las responsabilidades, los roles y el desafío es lo que producís vos mismo. Esa cultura es un proceso muy duro que cuesta cambiar de un día para el otro”.
De los comienzos difíciles el Gringo remarca: “nos costaba porque en la cooperativa cada día que nos levantamos es un desafío y un aprendizaje que va surgiendo en el momento de la práctica, porque en los libros la teoría es muy bonita cuando uno la ve, pero cuando empezás a hacer la práctica, bueno ahí las cosas cambian”. En los primeros tiempos no salían los trabajos, no contaban con las herramientas necesarias o los presupuestos al final no tenían relación con el trabajo hecho.

Sin embargo, el esfuerzo vale la pena. Cuenta el Gringo que “Las ventajas son muchísimas: lo anímico, el compañerismo, el compromiso de cada uno de sentirse confiado con el compañero que tienen al lado porque las tareas van saliendo”. Lo que Gastón Oro llama “el proceso de aprendizaje cooperativo” tiene sus beneficios: “Cuando trabajás en negro o en blanco y le trabajás a un patrón, los sueldos son casi congelados y son mínimos los porcentajes que te aumentan cada 6 meses o un año. En la cooperativa lo que tratamos de hacer es un balance general donde pensamos estratégicamente cómo armar el presupuesto, pensamos también cómo elaborar la jornada de cada compañero para que se sienta que ha sido productivo él y esa productividad es productiva para la cooperativa. Entonces eso permite que los sueldos sean constantemente equilibrados”. Cuenta el Grinto que “ahora los compañeros, cuando vamos a trabajar, se sienten con ganas de decir che muchachos hoy me salió un jornal de 15 lucas, pero sabés qué, mañana voy a tirar  50 metros más con los compañeros y te puede salir 20 lucas la jornada, entonces los compañeros ya vienen con otras ganas de trabajar. Normalmente viene pasándonos eso ahora”.

Los siete trabajadores que hoy tiene estables la Cooperativa El Abanico cuentan con “compañeros y compañeras de la organización que nos dan una mano administrativamente, que también es un desafío, como esos que venimos aprendiendo día a día. Tenés la parte laboral en lo fuerte que es la construcción,  y después tenés lo administrativo que también es fundamental para que la cooperativa pueda seguir funcionando, porque sino tenés hoy en día los papeles en regla es muy difícil trabajar”, explicó el Gringo.

De esta manera, la cooperativa pudo firmar un convenio con la Municipalidad de Pocito, para la obra de veredas, banquina y luminarias de la calle Aberastain. “Es un rol fundamental que está cumpliendo el Estado, más en estos momentos en los que se le está pegando fuerte a todo lo que es colectivo, a las organizaciones, las cooperativas. Claramente en Pocito está el rol de trabajar con las cooperativas, con las instituciones departamentales, y así como estamos nosotros trabajando en La Rinconada, hay muchas cooperativas en Pocito trabajando con la Municipalidad. En el departamento eso se está notando muchísimo”, expresó Oro.

Cuando en la calle, a los miembros de la cooperativa los vecinos les dicen que les parece bien que sus impuestos vayan a pagar el trabajo de otros vecinos y no a una empresa de afuera, el Gringo piensa: “no estamos tan mal para que estemos tan hostigados, porque lo que hacen algunos medios que es pegarle a las cooperativas, pero nos encontramos en la calle con otra realidad”.

Las personas interesadas en comunicarse con la Cooperativa de Trabajo El Abanico pueden llamar al número 2644530643 o bien consultar a los números de La Lechuza.

 

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