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AÍN MORA: “EL PROBLEMA DE LOS ALIMENTOS ES POLÍTICO Y DE DISTRIBUCIÓN”

El docente, investigador y militante de la economía popular contó en Estamos a favor la experiencia de una empresa pública no estatal de Rosario que comercializa productos cooperativos a precios justos tanto para productores como para consumidores.

La canasta básica alimentaria no deja de subir en todo el país. Entre la gran cantidad de estrategias en respuesta, se destaca EPA, una Empresa Pública de Alimentos nacida en Rosario, en el marco de acuerdos entre el partido político Ciudad Futura, cooperativas y productores de la zona. Sobre esa experiencia, que implica mirar de otra manera la política alimentaria, habló Aín Mora -economista, docente, investigador y militante de la economía popular- con Miguel Ambas, Mónica Knopff y Matías Flores, conductores de Estamos a favor en Radio Comunitaria La Lechuza

-¿Qué es EPA?

-Es la Empresa Pública de Alimentos que inauguramos hace dos semanas desde el partido político Ciudad Futura. Básicamente su función principal es comprar alimentos directamente en el campo -el grano sucio, la legumbre, lentejas, arverjas, porotos, entre otras- y limpiarlo, con una máquina clasificadora. Ese grano limpio se fracciona y se envasaí con marca propia, con la marca EPA. En el caso de maíz se muele también y se hace polenta. En este momento tenemos seis productos que se hacen en la planta que está en las afueras de Rosario. En alianza con FECOFE, una Federación de Cooperativas., lanzamos una caja de 15 productos a 17.000 pesos, casi 40 por ciento más barato que en el supermercado. Esa caja la colocamos a través de distintos colectivos de la comunidad organizada: sindicatos, centros de jubilados, también empresas.

-¿Está involucrado algún estamento estatal? Al menos eso hace pensar el nombre…

-En Argentina asociamos lo público a estatal; en otros países no se da así, no siempre lo público es estatal. En nuestro caso lo de Empresa Pública tiene que ver con que nuestra idea de máxima es que sea un conglomerado en donde participen las cooperativas de productores del campo directamente. Lo que queremos es una empresa pública en donde participen sectores privados y cooperativas y el Estado pueda tener una participación. Es pública, no estatal; esa sería la figura. En este momento no está participando ningún nivel del Estado, pero podría hacerlo en un futuro.

-¿Cómo están involucrados los distintos sectores? ¿qué tipo de sociedad desde lo legal se constituye?

-Actualmente es una cooperativa la que la lleva a cabo a la empresa pública, pero nosotros queremos llevarla a algo que se llama consorcio de cooperación. Es una figura que está en el último Código Civil, que permite hacer un acuerdo entre diferentes partes; en este caso serían cooperativas. Eso actualmente está en hoja de trabajo.

-Describís un proceso que aparentemente es simple, sin embargo no lo es…

-Parece sencillo pero nos llevó 3 años. No es que lo inventamos la semana pasada. Veníamos laburando desde la pandemia la discusión de que el alimento debería ser un derecho. Es algo en lo que la mayoría de las personas estamos de acuerdo: tenemos derecho a comer, a un sustento diario. Entonces empezamos a pensar qué herramienta puede haber para sacarle el estatus de mercancía al alimento, y la respuesta es esta empresa pública. Lo que pensamos en ese momento era varias plantas de fraccionamiento y envasado ubicadas en distintas partes del país, según la especialización productiva de cada zona. En Misiones serían porotos y yerba, acá serían legumbres y granos; la zona de Cuyo olivas y salsa de tomate y así.

Ain Mora cuenta que la idea original era que diferentes plantas de fraccionamiento y envasado en todo el país pudieran brindarle a los distintos estamentos del Estado alimento barato y sano. Esa idea no se concretó, pero sí la prueba piloto de Rosario: “Vamos a demostrar que en Rosario podemos”, afirma. Sobre la idea original, que no pudo ser, Mora opina que el primer obstáculo “es la incapacidad propia de la clase dirigente para pensar una política diferente de alimentos” que sea estructural, que no tenga que ver con la liberalización total del mercado que hoy se propone, pero tampoco con controles de precios que fracasaron.

El militante de Ciudad Futura reconoce que propuestas de este tipo levan tiempo, “pero es así porque es un cambio estructural”. “Lo que nosotros pensamos –explica- es que las plantas de fraccionamiento de la Empresa Pública de Alimentos tienen que cumplir una doble función que es central en Argentina. La primera es que el productor del campo que tiene poquitas hectáreas, que hace lo que puede para cosechar, no le tenga que vender ese producto a un gran acopiador; que pueda vender a un precio justo”. Ese primer rol es central en Argentina porque, agregó Mora, “las cadenas concentradas de valor no están en el producto, en el campo en sí, sino en la molienda y en el acopiado, por eso es necesario desconcentrar, descomprimir esa cadena de valor”.
La segunda función es que al consumidor le llegue barato un alimento saludable. Hay una tercera finalidad, que es la de brindar al Estado una empresa testigo en relación al costo de los alimentos. Mora se refiere a la importancia de esta función cuando explica que “el Estado, cuando compra alimentos, compra mal; compra como cualquier hijo de vecino y paga lo mismo que todos y eso no puede ser así. Recordemos que el Estado le da de comer a muchas personas, en todos los niveles, municipal, provincial y nacional, no solo a comedores, también a escuelas, a las fuerza de seguridad, entre otros”. Entonces el rol de esta empresa pública es brindar el alimento sano y a precio justo y también advertir cuál es el precio real al que se debe pagar.

En relación a la escala del proyecto, Mora contó que la planta de Rosariotiene una capacidad de 375 toneladas de alimento, eso equivale a 20.000 familias, o 100.000 personas, que podemos suponer es la cantidad de indigentes en Rosario. Entonces, si bien somos conscientes de que una planta del fraccionamiento y envasado en Rosario no soluciona el problema de alimento en Argentina, sí demuestra que en una ciudad podría tener incidencia”.  El economista insistió en que “El mercado por si solo no solucionó el problema, sino toda la gente tendría que poder comer. Creo que el Estado y las cooperativas de productores que ya existen en Argentina y que son un montón tienen que poder generar esa escala”. En cuando,  a volúmenes, Mora señaló que “tenemos algo a favor, que el alimento lo producimos acá. Nosotros tenemos naturalizado, pero hay un montón de países que no producen su propio alimento. Entonces el problema es político y de distribución, cómo hacemos para que ese alimento que producimos para mayor para más de 45 millones de personas que somos los argentinos, cómo hacemos para que el argentino pueda tener un alimento sano y barato en la mesa”. “Nuestra planta tiene escala como para bancarse Rosario, y la hicimos con muy poco. Entonces, si nosotros podemos demostrar esto y podemos sostenerlo en el tiempo, quizá otras localidades se animen”, agregó.

En la actualidad, EPA trabaja solo con productores de su zona. Ofrece una caja de 15 productos, de los cuales seis produce en su propia planta: porotos lentejas arroz, yerba, garbanzos y polenta. A eso se agrega un dulce de leche del tambo “La resistencia”. Los otros ocho productos provienen de cooperativas asociadas a FECOFE.  Para Mora, “esa caja ya demuestra que no podemos solos, sino en alianza con otros”. En relación a los seis productos propios de la planta, se trabaja con proveedores directos del campo, buscando el precio más justo.

-¿Cómo han logrado articular lo político partidario expresado en Ciudad Futura, con estos otros sectores productivos?

-Creo que ese acuerdo es porque Ciudad Futura tiene  una lógica de organización, quizá diferente a un partido político tradicional. Cada proyecto tiene un grado de autonomía relativamente alto. Yo soy militante de Ciudad Futura hace mucho tiempo, pero hay gente que solamente es militante de la Empresa Pública, no es militante del partido. Las decisiones de la Empresa Pública no las toma el partido. Si me presento ante alguien, digo que soy de la Empresa Pública de Alimentos, después Ciudad Futura la nombro porque es el partido donde nosotros pudimos desarrollar este proyecto, es un proyecto de Ciudad Futura obviamente, pero las decisiones las tomamos los compañeros y las compañeras que pertenecemos al espacio de la empresa pública.

-¿De dónde salió el capital inicial para este proyecto?

-Buenísima pregunta. Fueron dos inyecciones iniciales de dinero. La primera fue hace dos o tres años, un subsidio directo desde el Ministerio de Producción. Solamente podíamos gastar en máquinas y lo hicimos de manera bastante eficiente. Compramos la fraccionadora, la amasadora, el molino, todo lo que necesitamos para producir hoy. La segunda inyección de dinero fue del INAES, el Instituto Nacional de Economía Social, hacia las cooperativas de productores. Con esa plata compramos la materia prima. Nosotros ese capital inicial lo rendimos, para demostrar en qué lo gastamos, y con eso empezamos a producir. Después la propia dinámica de la empresa hace que nosotros podamos obtener diferentes capitales e ir invirtiendo en materia prima, vamos haciendo sustentable la empresa. Por ahora no estamos produciendo 375 toneladas de alimentos, vamos produciendo por debajo de esa capacidad, porque no tenemos capital para hacerlo, pero tenemos pensado empezar a ganar volumen, pedir algún tipo de crédito. Recién empezamos hace dos semanas y la repercusión fue muy positiva. Seguimos laburando para ganar esa escala de producción. Ahí hay un desafío muy grande, que es ampliar el esquema de comercialización, es decir, encontrar nuevos mercados, nuevos actores de la comunidad organizada en donde poder colocar esa caja. Estamos en ese proceso.

 

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